Querido/a Corazonista:
En nuestra Regla de Vida, podemos leer:
« Se trata no sólo de instruir
a los niños y jóvenes,sino de procurarles una
formaciónque les haga capaces de
valorar
la ciudad terrestreinstaurando en ella el
reinado de Cristo. ” (RdV 151).
Los conocimientos
académicos es necesario adquirirlos para poder desempeñarnos en la sociedad
laboral; pero no son suficientes para la formación integral que necesita la
persona para que alcance a ser feliz. Es preciso educar en la sensibilidad
hacia lo bello, lo bueno y lo verdadero, hasta llegar a comprometernos en la
mejora de lo que nos rodea de una forma gratuita, sin buscar un beneficio
inmediato.
Educar en la
gratuidad nos hace entrar en comunión con los otros, haciendo que la sociedad,
la comunidad o la familia, sean ámbitos de crecimiento interior, donde cada uno
pueda expresar lo que siente y sus ideales más profundos.
Sólo podemos
establecer relaciones cordiales, fraternas, en el medio en que vivimos, en la
medida que hacemos presente a Cristo en nuestros corazones. Es necesario que los niños y jóvenes lleguen
al encuentro personal con Cristo, para que también valoren al prójimo y juntos
trabajen por un mundo donde imperen los valores del Reino: la paz, la justicia,
el amor, la verdad, el perdón…
Somos llamados a expresar
anticipadamente lo que vamos a vivir por
toda la eternidad en el banquete celestial.
En los pequeños detalles, de la vida cotidiana, podemos hacernos
solidarios con los que: se sienten solos, han perdido la esperanza, no
encuentran el sentido a la vida, no son valorados en su trabajo o son
explotados. Seguramente no vamos a poder invertir el orden mundial, donde el
hombre es un engranaje de la producción o el consumo, pero sí podemos hacer
sentir a los otros que son amados por Dios.
En caso de que
necesites profundizar o de que te aclaremos alguno de estos aspectos, te
pedimos que nos lo hagas saber.
Que Dios te bendiga.
Hno. Leonel Cárdenas sc. Hno. Javier Lázaro sc.