Querido/a Corazonista:
En nuestra Regla de Vida, podemos leer:
« El superior es el animador de la comunidad.
Sostiene y coordina
nuestros esfuerzoshacia la perfección de la
caridad.Se esfuerza por mantener
la cohesión de pensamiento
y acción” (RdV 28).
La fraternidad
crece en la caridad, que es un don de Dios en nuestras vidas. La caridad es el
único vínculo que nos une en la comunidad y que nos conduce a la aceptación
mutua sin restricciones, a la ayuda desinteresada y a extender el Reino en el
mundo, especialmente entre los niños y
los jóvenes.
Jesús resume toda
su ley en el amor. Nos pide que, nos
amemos los unos a los otros como Él nos ama. En esto consiste el verdadero
progreso del mundo y la sociedad en la que vivimos. El amor entre nosotros hace que podamos ser
fermento o levadura en medio de la realidad en la que nos movemos; gestos y actitudes invisibles a primera vista,
pero que van creciendo en el corazón de las personas que perciben nuestra
presencia profética y como respuesta a la llamada de que todos seamos hermanos.
El superior de la
comunidad religiosa, como servidor de todos,
nos recuerda que estamos en el mundo en Nombre de Cristo, para ser sus
testigos, para manifestar el amor del Padre a los hombres. Nuestro apostolado es
sostenido por la comunidad de hermanos; es Cristo quien nos convoca y nos reúne
alrededor de la Mesa, para expresar la unidad entre todos, en la diversidad de
personas y tareas.
El escuchar juntos
la Palabra, hace que vivamos en comunión y a su vez facilita el diálogo entre
nosotros, para hacer un discernimiento lúcido de lo que Dios quiere de nuestras
vidas y juntos podemos comprometernos en los que nos pide. Nos sabemos
instrumentos de Dios y servidores de nuestros hermanos; por esto purificamos
nuestras motivaciones para que todo lo podamos hacer para mayor gloria de Dios.
La tarea personal
es de la comunidad y a su vez la comunidad acompaña el trabajo de cada uno. Nos
interesamos por la tarea del hermano, rezamos por sus necesidades y nos
complementamos en los esfuerzos y carismas que poseemos. Todo lo hacemos con
espíritu de entrega y gratuidad, buscando el bien de las personas que tenemos
encomendadas; sabemos que somos la presencia de Cristo en el mundo.
En caso de que
necesites profundizar o de que te aclaremos alguno de estos aspectos, te pedimos
que nos lo hagas saber.
Que Dios te bendiga.
Hno. Leonel Cárdenas sc. Hno. Javier Lázaro sc.