«Cualquiera sea el trabajo de ustedes, háganlo de todo corazón, teniendo en cuenta que es para el Señor y no para los hombres » (Col 3, 23).

Querido/a Corazonista:
En nuestra Regla de Vida, podemos leer:

« El superior es el animador de la comunidad.
Sostiene y coordina nuestros esfuerzoshacia la perfección de la caridad.Se esfuerza por mantener
la cohesión de pensamiento y acción” (RdV 28).


La fraternidad crece en la caridad, que es un don de Dios en nuestras vidas. La caridad es el único vínculo que nos une en la comunidad y que nos conduce a la aceptación mutua sin restricciones, a la ayuda desinteresada y a extender el Reino en el mundo, especialmente  entre los niños y los jóvenes.



Jesús resume toda su ley en el amor.  Nos pide que, nos amemos los unos a los otros como Él nos ama. En esto consiste el verdadero progreso del mundo y la sociedad en la que vivimos.  El amor entre nosotros hace que podamos ser fermento o levadura en medio de la realidad en la que nos movemos;  gestos y actitudes invisibles a primera vista, pero que van creciendo en el corazón de las personas que perciben nuestra presencia profética y como respuesta a la llamada de que todos seamos hermanos.

El superior de la comunidad religiosa, como servidor de todos,  nos recuerda que estamos en el mundo en Nombre de Cristo, para ser sus testigos, para manifestar el amor del Padre a los hombres. Nuestro apostolado es sostenido por la comunidad de hermanos; es Cristo quien nos convoca y nos reúne alrededor de la Mesa, para expresar la unidad entre todos, en la diversidad de personas y tareas.

El escuchar juntos la Palabra, hace que vivamos en comunión y a su vez facilita el diálogo entre nosotros, para hacer un discernimiento lúcido de lo que Dios quiere de nuestras vidas y juntos podemos comprometernos en los que nos pide. Nos sabemos instrumentos de Dios y servidores de nuestros hermanos; por esto purificamos nuestras motivaciones para que todo lo podamos hacer para mayor gloria de Dios.

La tarea personal es de la comunidad y a su vez la comunidad acompaña el trabajo de cada uno. Nos interesamos por la tarea del hermano, rezamos por sus necesidades y nos complementamos en los esfuerzos y carismas que poseemos. Todo lo hacemos con espíritu de entrega y gratuidad, buscando el bien de las personas que tenemos encomendadas; sabemos que somos la presencia de Cristo en el mundo.

En caso de que necesites profundizar o de que te aclaremos alguno de estos aspectos, te pedimos que nos lo hagas saber.

Que Dios te bendiga.

            Hno. Leonel Cárdenas sc.                                                            Hno. Javier Lázaro sc.