« Si tu hermano peca, repréndelo, y si se arrepiente, perdónalo. Y si peca siete veces al día contra ti, y otras tantas vuelve a ti, diciendo: “Me arrepiento”, perdónalo» (Lc 17,3-4).

Querido/a Corazonista:
En nuestra Regla de Vida, podemos leer:

« Ponemos un cuidado especial
en despertary desarrollar en los jóveneslas característicasdel Hermano del Sagrado Corazón» (RdV 176). 

El testimonio de la comunidad educativa es decisivo en la educación de los niños y los jóvenes. Padres, docentes y hermanos estamos llamados a generar un ámbito fraterno, que ayude a los alumnos a asumir las actitudes interiores que los conduzca a vivir la fraternidad con su grupo, en la familia y en la sociedad en general.

La comunidad de los Hermanos ocupa un lugar preeminente en la Comunidad Educativa; por la vida fraterna tratan de ser fermento hacia el cambio e identificación con Cristo, que se hace el servidor de todos.

Por el testimonio de vida, los Hermanos somos un llamado a los jóvenes a vivir en forma comprometida. Llegamos a invitarlos a responder a la vocación que Jesús nos regala y nos impulsa a asumir la vida consagrada como forma de realización humana plena.

La fraternidad siempre es un desafío para nuestra vida consagrada; suponer acoger al otro como hermano, perdonando sus limitaciones las veces que sean necesarias y ayudando a su bien en forma comprometida.

El vivir como hermanos es una ayuda a los que se sienten llamados al matrimonio; por la fraternidad aceptamos al otro tal como es, vivimos el mandamiento del amor en todas las situaciones y renunciamos a toda forma de dominio, posesión o manipulación. La vida fraterna es una referencia absoluta para la sociedad actual, pues hace presente a Cristo.

Vivir con los otros y buscar el bien de cada uno, nos permite descubrir a Jesús. Los hermanos de comunidad nos necesitamos mutuamente. En un clima de caridad: nos escuchamos, confiamos, rezamos juntos, nos corregimos, ayudamos a quien nos necesita, asumimos las preocupaciones de los otros como propias y vivimos la alegría del Reino.

La fraternidad es un regalo de Dios, es parte constitutiva de nuestra vocación y expresa la entrega. Exige en nuestra parte el olvido de nosotros mismos y disponibilidad para servir sin límites a los hermanos.

En caso de que necesites profundizar o de que te aclaremos alguno de estos aspectos, te pedimos que nos lo hagas saber.

Que Dios te bendiga.

            Hno. Leonel Cárdenas sc. y Hno. Javier Lázaro sc.