« Que el Dios de la constancia y del consuelo les conceda tener los mismos sentimientos unos hacia otros, a ejemplo de Cristo Jesús» (Rom 15,5).

Querido/a Corazonista:
En nuestra Regla de Vida, podemos leer:

« La comunidad local no está cerrada en sí misma.Hace suyos los puntos de vista
espirituales y apostólicosde la provincia y de todo el instituto» (RdV 29).


Cristo nos ha dado el don de la fraternidad, por el Espíritu podemos descubrir y acoger a los otros como hermanos. Somos llamados a expresar y vivir el mandamiento del amor, que Jesús nos deja en la última cena y que nos conduce a la realización plena como personas.

Los hermanos buscamos identificarnos con Cristo obediente e ir donde se requiera nuestra presencia para conformar comunidad y llevar a cabo la misión que tenemos encomendada.  Por la consagración experimentamos la cercanía con todos. En nuestra oración comunitaria nos sentimos en comunión con todos los hermanos de la Provincia y del Instituto. Vivimos la unión espiritual haciendo nuestras las preocupaciones de los otros.



En la residencia comunitaria hay un espacio exclusivo para los hermanos, donde cada uno puede vivir el silencio, el encuentro con el Señor y la amistad con los demás. Esto nos recuerda la necesidad de buscar un equilibrio entre la interioridad y la apertura hacia el mundo. El tiempo de oración y el diálogo con los hermanos hace que podamos vivir con libertad las relaciones en la misión. En la medida que no se vive la relación fraterna en la comunidad se emp0brece la tarea apostólica.

Acogemos con alegría a los hermanos de otras comunidades, pues siempre enriquecen nuestra mirada y amplían el horizonte para poder pensar como Cuerpo y como Iglesia. Cuando visitamos otra comunidad nos sentimos en nuestra casa, tratamos de descubrir las cualidades de cada hermano y nos mostramos agradecidos de la riqueza que supone vivir en comunión con los otros.

Recibimos con veneración las comunicaciones de la Provincia o de la Casa General, pues son una manifestación del Espíritu que llega a nuestro corazón. En forma continua tenemos presentes a los hermanos que nos acompañan en el servicio de la autoridad, buscando el bien de todos y la gloria de Dios.

Tratamos de aplicar las directrices que llegan, aunque algunas veces nos logremos entender ciertas decisiones, tenemos siempre una mirada de fe que nos permite avanzar en el crecimiento y compromiso personal. Cuando tenemos posibilidad de manifestar nuestro punto de vista lo hacemos con humildad.

En caso de que necesites profundizar o de que te aclaremos alguno de estos aspectos, te pedimos que nos lo hagas saber.

Que Dios te bendiga.

            Hno. Leonel Cárdenas sc.                                                            Hno. Javier Lázaro sc.