Querido/a Corazonista:
En nuestra Regla de Vida, podemos leer:
« La comunidad local no
está cerrada en sí misma.Hace suyos los puntos de
vista
espirituales y apostólicosde la provincia y de todo
el instituto» (RdV 29).
Cristo nos ha dado
el don de la fraternidad, por el Espíritu podemos descubrir y acoger a los
otros como hermanos. Somos llamados a expresar y vivir el mandamiento del amor,
que Jesús nos deja en la última cena y que nos conduce a la realización plena
como personas.
Los hermanos
buscamos identificarnos con Cristo obediente e ir donde se requiera nuestra
presencia para conformar comunidad y llevar a cabo la misión que tenemos
encomendada. Por la consagración
experimentamos la cercanía con todos. En nuestra oración comunitaria nos
sentimos en comunión con todos los hermanos de la Provincia y del Instituto.
Vivimos la unión espiritual haciendo nuestras las preocupaciones de los otros.
En la residencia
comunitaria hay un espacio exclusivo para los hermanos, donde cada uno puede
vivir el silencio, el encuentro con el Señor y la amistad con los demás. Esto
nos recuerda la necesidad de buscar un equilibrio entre la interioridad y la
apertura hacia el mundo. El tiempo de oración y el diálogo con los hermanos
hace que podamos vivir con libertad las relaciones en la misión. En la medida
que no se vive la relación fraterna en la comunidad se emp0brece la tarea
apostólica.
Acogemos con
alegría a los hermanos de otras comunidades, pues siempre enriquecen nuestra
mirada y amplían el horizonte para poder pensar como Cuerpo y como Iglesia. Cuando
visitamos otra comunidad nos sentimos en nuestra casa, tratamos de descubrir
las cualidades de cada hermano y nos mostramos agradecidos de la riqueza que
supone vivir en comunión con los otros.
Recibimos con
veneración las comunicaciones de la Provincia o de la Casa General, pues son
una manifestación del Espíritu que llega a nuestro corazón. En forma continua
tenemos presentes a los hermanos que nos acompañan en el servicio de la
autoridad, buscando el bien de todos y la gloria de Dios.
Tratamos de aplicar
las directrices que llegan, aunque algunas veces nos logremos entender ciertas
decisiones, tenemos siempre una mirada de fe que nos permite avanzar en el
crecimiento y compromiso personal. Cuando tenemos posibilidad de manifestar
nuestro punto de vista lo hacemos con humildad.
En caso de que
necesites profundizar o de que te aclaremos alguno de estos aspectos, te
pedimos que nos lo hagas saber.
Que Dios te bendiga.
Hno. Leonel Cárdenas sc. Hno. Javier Lázaro sc.