Querido/a Corazonista:
En nuestra Regla de Vida, podemos leer:
“Imbuidos de sentimientos de pobreza evangélica,
asumimos la común condición de hombres
mediante el trabajo cotidiano.
Nuestro compromiso en el campo del Señor
estimula y ennoblece nuestra labor ” (RdV 83).
Jesús, aunque es de condición divina
se abajó haciéndose hombre. En su vida terrena no tenía nada; nace en una
cueva, no tiene donde reclinar su cabeza, en la hora de la muerte se reparten sus
vestiduras, le atraviesan el Costado hasta derramar toda su Sangre y le
sepultan en un sepulcro nuevo, pero prestado por tres días, pues tenía que
resucitar para darnos la Nueva
Vida junto al Padre.
Los consagrados hacemos voto de
pobreza, para identificarnos con “Cristo, que se hizo pobre para enriquecernos
con su pobreza”. Pero a la vez nos comprometemos
a mejorar la sociedad en que nos encontramos, promoviendo la dignidad de la
persona. Asumimos la misión como un trabajo que nos exige dar lo mejor de
nosotros mismos, vislumbrando siempre los valores de Reino.
Colaboramos en lo que necesita la
comunidad y el bien de los niños y jóvenes. Tenemos la determinación de
entregar nuestro ser para toda la vida.
Armonizamos la contemplación y la acción. Nos preparamos
profesionalmente para el servicio hacia los demás, con la seguridad de que es
el Señor el que nos envía.
Estamos en la viña del Señor, desde
la primera hora, confiando plenamente en Cristo que acoge los frutos de nuestro
trabajo con agrado y nos sostiene con su gracia. Nos sabemos instrumentos en
las manos del Señor. No son las instituciones de los hermanos, son las obras
del Señor, por medio de la cuales llevamos la Buena Noticia a los
hombres de nuestro tiempo.
El llamado a enseñar nos compromete
a un crecimiento irrestricto. El hecho de buscar educar a los niños y jóvenes
nos hace crecer a nosotros mismos interiormente y nos permite vivir la
dimensión de la maternidad y paternidad, propios de quien da vida a otros.
El trabajo nos dignifica como
personas. Nos sentimos agradecidos por participar en el crecimiento de los más
pequeños y ser referentes de los jóvenes para que puedan conformar su proyecto
personal
En caso de que necesites profundizar
o de que te aclaremos alguno de estos aspectos, te pedimos que nos lo hagas
saber.
Que Dios te bendiga.
Hno. Leonel Cárdenas sc. Hno. Javier Lázaro sc.