« Porque mi carne es la verdadera comida y mi sangre, la verdadera bebida. El que come mi carne y bebe mi sangre permanece en mí y yo en él.» (Jn 6,55-56).

Querido/a Corazonista:
En nuestra Regla de Vida, podemos leer:

« La celebración eucarística constituye
el primer homenaje al amor del Salvador.En efecto, es el memorial
del amor supremo de Jesús por nosotros:“Nadie tiene mayor amorque el que da la vida
por sus amigos” (Jn 15, 13)» (RdV 116).


La Eucaristía es el  don de Cristo a su esposa, la Iglesia. La celebración de la Misa es una actualización, un memorial, de la entrega de Cristo por nuestro amor.  Cada vez que celebramos el misterio de la fe, se renueva la muerte y la resurrección de Jesús, aunque ya de una manera incruenta (no sufre más).  Sólo podemos gozar el misterio del amor de Dios hacia los hombres,  cuando  contemplamos la  entrega mutua y continua, hacia los hombres , del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.

Por el Bautismo y la Consagración, hemos sido apartados del mundo, para poder acoger y experimentar el amor de Dios. En cada celebración eucarística unimos la ofrenda de nuestra vida a la de Cristo, que se entrega al Padre.  “Por Cristo, con él y en Él, a ti Dios Padre Omnipotente…”

La vida de la persona se realiza en la entrega comprometida a Dios y a los otros. Como Hermanos necesitamos participar todos los  días en la Eucaristía, y así poder responder a la vocación recibida. Cristo con su entrega nos sostiene en las debilidades. Al darnos y recibir su Cuerpo y su Sangre, quedamos transfigurados y el  Padre nos acoge en nombre del Hijo.

La celebración de la Eucaristía nos permite valorar la entrega absoluta de Cristo. Porque nos sabemos pecadores, nos acercamos con humildad, permitimos que Jesús nos perdone y nos sane con su Palabra.  La unión íntima entre Cristo y nuestro corazón, se vive plenamente cuando nos reconocemos pecadores y nos dejamos transforma por el Cuerpo de Cristo.

Sólo la entrega de Cristo por amor, es la referencia absoluta que anima y sostiene nuestro proyecto de vida. La misión es fecunda en la media que nos dejamos alcanzar  por el amor infinito del Corazón de Jesús. Todas las tareas que realizamos tienen una referencia constante a la Eucaristía.  La comunión con Cristo nos permite vivir en comunión con nuestros hermanos.

En caso de que necesites profundizar o de que te aclaremos alguno de estos aspectos, te pedimos que nos lo hagas saber. 
Que Dios te bendiga.

            Hno. Leonel Cárdenas sc. y Hno. Javier Lázaro sc.